¿Qué diferencias hay entre los abogados que se formaron y ejercieron en las décadas de los 60, 70 y 80 y los que lo hacen en la actualidad? ¿Qué ventajas y desventajas tiene cada generación? ¿Qué retos y oportunidades se presentan para el ejercicio de la abogacía en el siglo XXI? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este artículo, analizando las características, los valores y las competencias de los abogados boomers y los abogados actuales.


Los abogados boomers son aquellos que nacieron entre 1946 y 1964, aproximadamente, y que se incorporaron al mercado laboral en un contexto de crecimiento económico, estabilidad política y social, y desarrollo tecnológico. Se trata de una generación que se caracteriza por su ambición, su competitividad, su lealtad, su compromiso, su ética profesional y su respeto por la jerarquía. Los abogados boomers se han formado en un modelo educativo basado en la transmisión de conocimientos teóricos, la memorización y la evaluación mediante exámenes. Han desarrollado su carrera profesional en un entorno jurídico relativamente estable, con pocos cambios legislativos y jurisprudenciales, y con una menor complejidad e internacionalización de los asuntos. Los abogados boomers han tenido que adaptarse a la irrupción de las nuevas tecnologías, pero no han nacido ni crecido con ellas.


Los abogados actuales son aquellos que nacieron entre 1981 y 1996, aproximadamente, y que se incorporaron al mercado laboral en un contexto de crisis económica, incertidumbre política y social, y revolución tecnológica. Se trata de una generación que se caracteriza por su flexibilidad, su creatividad, su colaboración, su diversidad, su responsabilidad social y su búsqueda de equilibrio entre la vida personal y profesional. Los abogados actuales se han formado en un modelo educativo basado en el desarrollo de competencias transversales, el aprendizaje colaborativo y la evaluación continua. Han desarrollado su carrera profesional en un entorno jurídico dinámico, con constantes cambios legislativos y jurisprudenciales, y con una mayor complejidad e internacionalización de los asuntos. Los abogados actuales han nacido y crecido con las nuevas tecnologías, y las utilizan de forma natural e intuitiva.


Estas diferencias generacionales suponen un desafío para la convivencia y el trabajo en equipo entre los abogados boomers y los abogados actuales, pero también una oportunidad para aprender unos de otros y complementarse. Los abogados boomers pueden aportar su experiencia, su rigor, su solvencia técnica y su visión estratégica a los abogados actuales. Los abogados actuales pueden aportar su innovación, su adaptación al cambio, su capacidad de comunicación y su visión global a los abogados boomers. Juntos pueden construir un modelo de abogacía más eficiente, más competitivo y más sostenible.